Al hilo de varias consultas que me siguen llegando y que son temas repetidos ya, voy a comentar algunos motivos acerca de tanta confusión y problemas a la hora de establecer relaciones femdom. Uno de los problemas es ese de los estereotipos, las ideas preconcebidas, las falsas expectativas, etc. No sé cuántas veces he visto ya lo mismo: esa novia vainilla que acepta a regañadientes jugar a lo que su chico sumiso le propone pero que en el fondo piensa que eso le quita hombría; esa mujer que parece dominante pero solo es una loca agresiva; el típico caso del que quiere llevar a la pareja al lado oscuro sin conseguirlo; dar por sentado que una mujer con carácter fuerte automáticamente está interesada en los sumisos y ejemplos por el estilo. Y en el fondo es todo lo mismo, se trata de querer que los demás encajen en el molde que nos montamos en la cabeza o caer en los rígidos modelos que se monta la sociedad desde tiempos remotos. Todo debería ser tan sencillo como aceptarse a uno mismo, para empezar, y aceptar y respetar al otro, y ya según eso, buscar compatibilidades.
Pero claro, la mayoría empieza la
casa por el tejado. No se aceptan a sí mismos en sus tendencias sumisas, aunque
las tengan desde la pubertad, y acaban emparejados con una mujer que no tiene
ni idea de lo que esconde él en el armario. Así es difícil que acepten algo que
desconocen, y cuando lo saben o descubren, con las cuatro ideas preconcebidas
que tiene cualquiera, los aceptan menos todavía, y tampoco los respetan. Con lo
cual, es una bola de nieve que empieza por la falta de sinceridad del sumiso, continúa
con las ideas equivocadas de las mujeres
vainilla acerca de mazmorras y latigazos, y culmina en una vida de engaños e
insatisfacciones entre dos personas que probablemente no debieron emparejarse
nunca.
Y de repente quieren, por arte de
magia, convertir a la pobre en algo que no es, ni le interesa ser, ni lo será
nunca. Que parte de la culpa es de la idea generalizada de que todo esto va de
malvadas abusadoras y peleles sin autoestima, pues vale, pero ya ahí entra la
capacidad de cada cual para tener sus propias opiniones en base a la realidad
de lo que le demuestre el sumiso en cuestión. Pero, ay, la realidad… La triste
realidad de muchos de estos es ahorrarse el dinero de una dominatrix y tener el
repertorio porno femdom gratis en casa con la parienta. Que por supuesto no
debería haber mejor persona a la que someterse que tu pareja, que se supone,
ejem, que es tu alma gemela y que te conoce mejor que nadie, ejem ejem… Es lo
que tiene empezar la casa por el tejado, como digo. Guardarse ese “secretillo”
hasta que entienden que es algo básico para su sexualidad. Y aunque sea más
honesto intentar ese milagro, que a veces hasta saldrá medio bien, que irse a
ponerle los cuernos con cualquiera que encuentren en los chats de sado, al fin
y al cabo se trata de forzar una situación y hacer tambalear una relación que
de entrada no se planteó bien.
Poneos por un instante en el caso
opuesto, majetes. Imagina que tú te encuentras con que un día tu mujer te dice
que le van los unicornios azules, y tú, que no te pareces ni de lejos a eso, lo
primero que sientes es que te están rechazando (con razón…), que ella es una
loca por tener unos gustos tan raros, que eso no es propio de una mujer normal,
que no te da la gana de acompañarla en sus tonterías, y razonamientos por el
estilo.
¿Lo entiendes un poco mejor ahora?
Esto no consiste en comprarle un traje de cuero y ponerle una fusta en la mano
ni nadie puede cambiar a otra persona a su antojo. ¿Cambiaste tú alguna vez por
obligación externa? Pues eso, que tú no eres otra cosa ni te da la gana de
serlo, a no ser que en el fondo lo seas sin saberlo, lo cual es harto
improbable ya a ciertas alturas. ¿Así que por qué narices pretendes que los
demás cambien porque te dé la gana? Y todo porque no tuviste huevos de
plantearlo antes de tener una relación. Y antes que nada, pregúntate si tú
quieres tener Ama o si simplemente buscas dominación a la carta según el menú
que tú decidas, porque si encima de todo eres un falso sumiso que quieres “someterte”
diciéndole a ella lo que debe ordenarte hacer, entonces le puedes decir
tranquilamente a tu mujer vainilla, o sumisa, que en realidad estás mandando
tú, y todos contentos…
Ya quisiera yo tener fórmulas
mágicas y que esto fuera menos minoritario, no porque me importe salirme de la
norma social, sino por el arduo camino de años que conlleva encontrar a alguien
compatible que encima sea sumiso (o Ama, para ellos). Y encima de minoritario,
está este problema de los clichés, tanto por parte de los (y las) que buscan
una especie de película porno femdom llevada a la vida real como por parte de
las que se horrorizan por el hecho de que un hombre quiera someterse.
Recuerdo cierto libro que, sin
pretenderlo, trataba un poco de todo esto. Él es víctima de un hechizo que lo
obliga a obedecer a la dueña de cierto objeto, y excepto una de ellas, que es
la típica cruel de postal, las demás no abusan de su privilegio. Hasta que
llegamos a la protagonista y dueña actual, que directamente decide que nunca
usará su poder, para mi gran decepción jaja. Pero es interesante porque lleva
razón en una cosa: él no elige obedecer, es que no tiene más remedio. Y con las
otras dueñas siempre buscaba el punto débil para darle la vuelta y salirse él
con la suya. Y es que, a pesar de lo que puedan creer por ahí, y de lo que
fantasean muchos, lo de forzar a un hombre contra su voluntad en un contexto
femdom es pura contradicción.
Un ejemplo. Supongamos un
facesitting sin ataduras. La mayoría de hombres puede liberarse con un simple
movimiento del peso del cuerpo de la mayoría de mujeres, en caso de que empiece
a asfixiarse y ella no quiera apartarse. Aparte de que antes de llegar a ese
punto se supone que conoces a la otra persona y tienes la confianza de que no
te hará ningún daño. Aquí no hay pobrecitos desvalidos sufriendo, sino que
ellos están deseosos de ser usados y disfrutan con ello. Que desde fuera, o con
actores porno, parezca una tortura dañina, es una percepción equivocada.
Dijo Jean-Paul Sartre: “Aquel que
quiere ser amado debe querer la libertad del otro, porque de ella emerge el
amor; si lo someto, se vuelve objeto, y de un objeto no puedo recibir amor.” No
le faltaba razón si lo comparamos con esos sumisos y Amas de sesiones, sin
vínculos de ningún tipo, que se utilizan mutuamente para calmar un calentón.
Pero someter a alguien, ojo, con su consentimiento, no le quita humanidad ni
capacidad de sentir emociones. Sin embargo, esto último es lo que menos abunda,
desde dentro del mundillo y también visto desde fuera. Ya digo, son estereotipos,
que se encargan de perpetuar las profesionales y sumisos de doble vida.
En ese libro, que no voy a
recomendar como otras veces porque en el fondo es anti-femdom, la protagonista
no quiere saber nada de dominación femenina, pero sin embargo está encantada
cuando él le agarra las manos y la inmoviliza mientras la empotra. Ella, como
muchas otras, opinan que forzar al hombre a obedecer es hacerle sentir mal, es
algo desagradable para ambos, injusto, poco sexy, hasta contrario a los
derechos humanos jaja. Un hombretón como el del libro, fiero, luchador, fuerte,
varonil, no debe someterse, no es el orden natural de las cosas… Eso es lo que
muchas creen. Pero como digo, nadie busca pasarlo mal en todo esto, excepto los
cuatro zumbados que hay en cualquier ámbito. El hecho de sentirse dominado es
algo excitante para los sumisos, y debería ser tan respetable como lo
contrario. Cuando la sociedad los empuja al camino opuesto, el de dominar y ser
machos alfa, para qué iba ninguno a complicarse la vida y escoger un camino
lleno de sufrimiento y estigma social. Obviamente, es algo que les nace, que
nadie les impone, por si todavía no queda esto claro. Y no lo digo tanto por
mis lectores habituales, que lo tienen claro, sino por hacer difusión social entre
el resto de lectores no sumisos. Me atrevo a decir que alguna mujer cree que
debe adoptar el papel de sumisa porque su pareja se lo inculca y porque era el
esquema típico en el pasado y también ahora, aderezado por el supuesto glamour
de la moda 50 sombras. Pero ningún hombre tiene esa presión ni una moda que
seguir, por tanto la sumisión masculina rara vez es algo fingido, aunque haya
muchos falsos sumisos, pero esa es otra historia. Todo es respetable desde el
consenso y la cordura pero que el dúo amo-sumisa sea lo normal incluso dentro
de cualquier relación supuestamente igualitaria me parece terrible.
En cuanto a que no resulte sexy, no
entiendo en qué momento se impuso la idea de que un hombre varonil que acata
todos tus deseos no es como para derretirse. Me fastidia que la pasividad se
entienda como propia de hombres que no valen para nada o que esconden una
homosexualidad mal resulta, aunque de todo hay. Me parece triste que una mujer
crea que no es excitante ser la parte activa, la que le arranque la ropa al
hombre y lo use a su antojo, pero no para tomar la iniciativa primero y luego
dejarse hacer lo que él quiera, como esas escenas que abundan en muchas
películas, sino para marcar el ritmo en cada momento. Ojo, que respeto todo
tipo de deseos del prójimo, pero cada vez que se caricaturiza el esquema mujer
activa-hombre pasivo, se produce una falta de respeto brutal y se levanta cada
vez más alto el muro de la intolerancia hacia un femdom natural y sano. Y quizá
si tuviese más peso el femdom real y no la idea llena de prejuicios de la
mayoría de la gente que resume esto en las dominatrix, los peleles, las
psicópatas y todo ese tipo de circos, quizá, digo, muchas se animarían a dar el
paso de descubrir lo que realmente desean más allá de lo que se les trata de
imponer desde la sociedad, y con bastante éxito por lo que parece. Y tampoco se dejarían confundir por lo que su pareja de repente le propone, para más
beneficio de él que de ella.