Esto seguro que le
suena a cualquier Ama en búsqueda de sumiso: “hola Señora, soy
sumiso y haré todo lo que me pida, soy educado, obediente y muy
discreto.” Más o menos es el mismo mensaje de copia-pega que
mandan a cualquier Ama a mil kilómetros a la redonda como mínimo. A
mí eso de la discreción siempre me ha dado muy mala espina, pero
muy mucho muchísimo. Vamos, de hecho nunca tomé ni café con uno de
esos. Pero como excepción a la regla, lo hice una vez, en una de
esas citas para descarte como las llamo yo, es decir, quedas ya por
corroborar lo que sabes de antemano: esa persona no es lo que buscas.
Antes de narrar la
anécdota, voy a explicar el problema de la discreción en el sumiso.
La inmensa mayoría de los que dicen eso tienen pareja. Así que si
tú no llevas doble vida como ellos, y quieres un sumiso todo para ti
a tiempo completo, es un motivo de descarte inmediato. Otros no
tienen pareja pero ven su sumisión como un vicio vergonzoso que hay
que mantener totalmente separado de su vida normal, y suelen buscar
sesiones en las que desahogar esa tendencia con una mujer de la que
renegarían si se la cruzasen por la calle, porque además dan por
sentado que ellas van por ahí vestidas de cuero con la fusta en la
mano y paranoias por el estilo. Es lo que tiene ver tanto porno y no
distinguir ya realidad y ficción.
Y ese es el
problema con los discretos, que no ven el asunto con naturalidad y
jamás te darán el sitio que mereces si eres Ama de forma natural a
tiempo completo. Vamos ya con la anécdota del sumiso aquel que
mencioné antes. Tiene el dudoso honor de ser el primer sumiso con el
que chateé durante un tiempo tras comenzar este blog, allá a
finales de 2011. Supongo que se expresaba mejor que otros que solo
saben escribir una frase “A sus pies, domíneme por favor”. Yo
intenté conocerlo como persona, porque nunca separo sumiso y
persona. El hecho de hablar no implica nada, aunque él estaba muy
enfocado en lograr un encuentro, pero yo vi pronto que no había
feeling. Además todo lo ponía en clave femdom, sin pizca de
naturalidad, y por supuesto no contaba absolutamente nada de su vida
personal más allá de su ubicación. Me dijo que estaba en la otra
punta de España, y en el siguiente correo me dijo que se había
mudado por trabajo... al Reino Unido. Juas. Los hay que viven en una
mullida nube de colorines. No solo es que pasase por alto los
problemas de la distancia, que al fin y al cabo se pueden resolver,
sino que tenía unas fantasías que nada tenían que ver con la
realidad de una relación femdom. Ya digo, es lo normal cuando solo
se ve porno y no se tiene experiencia real. Recuerdo por ejemplo
cuando él imaginaba nuestro primer encuentro, y el chico se agobiaba
porque no sabía si debía arrodillarse en medio de la calle. En fin.
El caso es que ya
le dije un día que no me parecía buena idea seguir conociéndonos,
entre otras cosas porque él no se dejaba conocer jaja y porque lo
poco que me transmitía por chat y correos no me atraía, de hecho
tenía la “habilidad” de irritarme con las cosas que decía. Era
correcto y tal, pero eso no es suficiente, al menos para mí. Además,
la discreción conlleva muchas veces falsedad, porque con tal de
esconderse, mienten mucho. No me dijo nunca su nombre real (el
nombre, eh, del apellido ni hablamos) ni me enseñó una foto real,
solo una de un actor, y cuando lo pillé en la mentira, tuvo la
desfachatez de decir que se parecía mucho a ese, lo cual era falso.
Imperdonable.
Él volvió a
escribirme varias veces a lo largo de un par de años, sin tirar la
toalla, y entonces cierto día me dijo que estaba en mi ciudad, de
paso. Tuvo suerte de que yo sí fuera sincera, porque podría haberle
pagado con la misma moneda y haberle dicho que estaba a 500 km de
donde estoy jaja. El señor don discreto me da entonces, al cabo de
años, su teléfono, con mucha prisa jaja, por ver si podemos
conocernos en persona. Yo lo apunto y sigo con mi día, que lo tenía
bastante ajetreado. A mí me daba absolutamente igual verlo o no, la
verdad, así que no se lo puse fácil. Sobre la marcha decidí que lo
vería un momento, así que le mandé un mensaje diciendo por donde
andaba yo, pero que mandase antes una maldita foto real suya. Volvió
a mandar una falsa, por cierto, como comprobé después. Le dije que
me llamase, qué menos que escuchar su voz. Fue divertido ver cómo
fingía delante de los amigos, haciéndose el macho alfa, como si
fuera él quien me iba a hacer un favor al verme jajaja. Y me
entraron ganas de ser mala de verdad. En cierto modo lo fui, porque
comenzó para él una gymkana por toda la ciudad en busca de Ama S.
xD
Le dije, te veo en
la puerta del cine tal, y él, que estaba casi en la otra punta de la
ciudad, dejó a los amigos y se echó a andar, sin saber el camino
xD. Todo eso me lo iba diciendo por mensaje... Y yo le dije, date
prisa que me piro. Así que ya cogió un taxi y llegó al cine antes
que yo. Es un lugar transitado (no quedéis nunca en un lugar
apartado con un desconocido, chicas) pero tiene una callecita lateral
por la que no pasa casi nadie, y por ahí llegué yo, para verlo
tranquilamente. Tengo que aclarar que el hecho de no mandarme foto no
era porque fuese más feo que un orco de Mordor, al contrario, de
aspecto era bastante aceptable. Me acerqué mirándolo, él estaba
mirando el móvil como si le fuera la vida en ello, me vio de reojo,
levantó la mirada, me miró de arriba abajo y... volvió a mirar el
móvil. Es decir, seguro que sacó la conclusión de que yo no era la
mujer que esperaba, porque no me visto de cuero cada día y eso. De
hecho me vestí más normal que de costumbre. Tuve el primer
pensamiento de pasar de largo y dejarlo plantado, pero como no me
muerdo la lengua, me acerqué y le dije, ¿qué pasa, que no te
parezco Ama S. o qué?
Pues bien, se le
cambió la cara por completo, empezó a tartamudear y casi no podía
ni mirarme. Dijo “usted perdone” y poco más pudo decir. A partir
de ahí seguro que resonaba en su cabeza todo el rato “¡es Ama
S.!” Juas. Sé que todo eso es lo que quieren algunas, ser ese
personaje fantasioso que buscan los sumisos, pero oye, yo prefiero
que me vean a MÍ, y no lo pongo en mayúsculas por protocolo bdsm
jajaja. Que me vean a mí y a la vez me vean como el Ama que soy. Le
dije, vamos a tomar algo, anda. Y entramos en el primer bar que
había, justo pegado al cine.
Se acerca el
camarero y me pido un café. Él se pide... un vaso de agua del
grifo. Esta historia la estoy contando en parte por si alguien toma
nota de lo que no debe hacer. Lo primero es no forzar una cita que no
va a ninguna parte, pero supongamos que ya hay cierto feeling. En ese
caso no te comportes como no harías ni con tu peor enemigo, aunque
si tu madre te parió así, poco puedes hacer, juas. El camarero no
disimuló su fastidio y yo le dije abiertamente que podría haber
pedido otra cosa en vez de ser tan... cutre. Él respondió que tenía
la garganta seca y un poco de fiebre desde esa mañana. Qué tendrá
que ver, en fin.
Comenzó la charla,
intrascendente y bastante aburrida, aunque entiendo que él no podía
ni pensar. No paraba de temblar literalmente y me miraba con cara
rara, al punto de que la gente que había cerca lo miraba con una
especie de alerta y preocupación, como si fuera un loco a punto de
saltar sobre mí o algo así. Yo intenté romper el hielo y le dije
que me podía hacer alguna pregunta. Me preguntó desde cuándo era
dominante... Está claro que algunos no salen del monotema. Le conté
una anécdota de mi infancia y él me miró extasiado. Luego le dije
que no me había arreglado mucho, como podía ver. Y él, sin pizca
de caballerosidad, me dijo: ya veo, ya... Como si la mejor elegancia
de una mujer fuera o dejase de ser ella misma, o sea, la percha. Y
añadió: me pregunto cuántos habrán pasado por esta cafetería...
Pues no, no voy quedando con sumisos por las buenas. Se pueden contar
con los dedos de una mano ese tipo de citas. Total, que le dije que
me estaba sintiendo muy incómoda y que me marchaba ya. Él quiso
prolongar aquel absurdo encuentro ofreciéndome otra bebida, quizá
con la remota esperanza de llevarse una sesión o qué sé yo, pero
me despedí y me fui deprisa sin mirar atrás.
Al
rato me envió un correo y dijo algo así como que había sentido
decepcionarme... Bueno, no puede decepcionarme nadie de quien no
espero nada y me alegré de confirmar que no era el sumiso que
buscaba, como ya sabía por otra parte. Hay gente que fabrica un
personaje virtual maravilloso y luego eso se desmonta en la primera
cita, pero lo de parecer un besugo y luego ser maravilloso en
persona, eso es imposible. No sé si me seguirá leyendo, espero que
no siga medio obsesionado conmigo y que haya encontrado a alguien
compatible, aunque me dijo que no tenía mucha suerte con ninguna
Ama, ¿por qué será...? En cualquier relación es importante la
franqueza, la confianza, abrirse, la compatibilidad, etc., y en estas
mucho más. No digo que vayas a mandarle tu dni en la primera charla,
pero si no ocultas nada raro, lo normal es que te dejes conocer. Así
que, si buscas Ama, tenlo muy presente y aplícate el cuento.