Hace
poco me topé con cierto libro por motivos que no vienen al caso.
Quiero decir que no lo busqué ni lo hubiera leído en condiciones
normales, pero me lo recomendaron por algo y encima ni siquiera tenía
nada que ver con ese asunto. El libro trata de cómo ligar con
mujeres. Lógicamente no me interesaba de entrada, si acaso para
cotillear en las estrategias de los ligones baratos, pero creo que
esas estrategias ya las conozco todas, y desde luego no hay nada
nuevo en ese sentido en el libro de marras.
No
le quiero hacer publicidad, aunque sea negativa, y supongo que está
en cualquier ranking de libros de estos. Se trata de un ladrillazo de
700 páginas, que a partir de las 100 primeras leí en diagonal,
deteniéndome en los capítulos que me llamaban la atención. Y por
supuesto que lo traigo porque se ha ganado un puesto de honor en la lista de los horrores sociales acerca de cómo se ve la sumisión
masculina ahí afuera.
Pero
vamos por orden, porque el libro no tiene desperdicio. El autor nos
cuenta que era un pringado que no se comía una rosca con las
mujeres, que pagaba a prostitutas para tener sexo, y que luego se
convirtió en un casanova que tenía que quitárselas de encima a
bastonazos. El libro ya digo que es un ladrillazo, porque además el
hombre este se ha inventado una terminología basada en letras, como
por ejemplo, las TB (tías buenas) y esas letras las usa todo el
rato, y va complicándolo hasta el infinito, como veremos en una
muestra que traigo.
Yendo
al meollo de la cuestión, la táctica general se resume en una
palabra: mentir. Nada nuevo, ya digo, desde que el mundo es mundo los
hombres mienten para pillar cacho cuando por sí mismos no son
capaces ni de atraer a las hembras de las moscas. Hay más motivos
para mentir, pero no quiero extenderme sobre algo que se sabe de
sobra. De manera que el consejo del experto (ejem) es ese, invéntate
un personaje, por supuesto en la línea del macho alfa, y busca
tontas que se lo traguen. Un ejemplo es este:
Cualquier
imbécil con un poco de voluntad y decisión puede pincharse unas
cuantas tabletas de esteroides, comer como una lima, beber batidos
proteínicos y ponerse en pocos meses como el armario de tu abuela.
Si además toma rayos uva y alguien le asesora un poco con la ropa,
tendrás la viva réplica de un Macho Alfa en menos que canta un
gallo. Si el imbécil, además, resulta ser el mismo al que le ha
tocado la lotería, podrá incluso comprarse una motaza, un deportivo
descapotable y ponerse la cara de Brad Pitt. Y no digamos ya si al
imbécil le da por tocar la guitarra eléctrica y montar una banda
pop dirigida a las quinceañeras. Por supuesto, esta caricatura del
imbécil sucedáneo de Hombre Alfa es una exageración burda. Espero
que mis lectores sepan apreciar mi uso puramente humorístico de la
misma. Para más INRI, yo mismo he hecho muchas de las cosas en las
que me cebo sin piedad. Y, como colmo de los colmos, pronto
podrás comprobar que la mayoría de ellas pasarán a ser
recomendaciones de este manual.
La coherencia no es el fuerte de este escritor, como
volveremos a ver. Dice que está siendo irónico pero aconseja que se
hagan todas esas cosas que él mismo llama imbecilidades. Para echar
el rato y reírse, el libro está medio bien en las partes que no
habla con acrónimos (TB, etc). Pero claro, yo ya sabía que me iba a
indignar leer tanto halago hacia el macho alfa, y la cosa fue a peor.
Ya
no solo se trata de que anime a los hombres que no ligan a que
mientan y engañen, a ellos mismos para empezar, sino que aconseja
que a la mujer hay que darle caña, volverla loca y tratarla mal.
Esto no lo dice así de tajante, y de hecho se proclama como no
misógino, pero unas páginas más adelante demuestra lo que
realmente piensa del género femenino.
“No
te lo quería decir, pero la verdad es que me da un poco de vergüenza
que me vean contigo por la calle.”
Supón
que sale con un: “Odio esa música que pones en el coche” Una
respuesta chulifresca sería decir en tono juguetón pero seguro:
“¿En serio? Pues entonces no va a gustarte nada estar en mi coche,
porque ahora que sé que te molesta es lo único que voy a poner”.
Lo
de chulifresca forma parte del nuevo vocabulario que se inventa el
individuo para montar una especie de secta que se entienda entre
ellos, con otras palabras como frusco (frustrado corriente). Por
cierto, si no te ves como macho alfa, entonces eres uno de estos
fruscos, para tu información, juas.
Ya llegaremos al punto que me interesa: cómo trata la
sumisión masculina. Pero os estoy poniendo en antecedentes porque me
parece importante saber con qué clase de “autoridad” en la materia
estamos tratando. Uno de los trucos que propone es decirle a la TB:
tienes unas pestañas muy largas, lástima que sean postizas. Ella
responderá que no, que son suyas. Y entonces él tiene que decir:
sí, y yo me lo creo, a ver, cierra los ojos... Y ahí tiene que
besarla. O sea, consejos que pueden valer para un niño de guardería,
o ni eso. Porque vamos, el tortazo que iba yo a arrearle al tipo que
me hiciera eso... Claro que, yo no iba a cerrar los ojos, ni literal
ni figuradamente, con estos buitres. Vamos, ni yo ni cualquier mujer
que no haya salido de un convento hace cinco minutos.
Veamos
un ejemplo del tema de las letras que os comenté, que son como
movimientos de ajedrez o alguna cosa extraña que me parece que ni él
mismo entiende del todo:
Un
tostonazo, vaya.
Entre
los consejos para ligar más, tenemos un alargamiento de pene, el
mechero más guay del mundo, un descapotable, ponerse pinta de
malote, un teléfono móvil secreto aparte del normal con un número
que solo conoces tú (esto te permitirá llamarte a ti mismo y fingir
conversaciones que proyecten alto Valor Social), etc. También
propone cambiar de profesión:
O
sea, el que no liga es porque no quiere, con lo fácil que es meterse a
boy o a actor porno. Ya digo, como libro de humor es hasta bueno.
Podría estar poniendo ejemplos lamentables hasta hacer esto tan
largo como su libro, pero no me resisto a comentar un par más antes
de hablar del tema sumisión masculina:
A
partir de ahora, borra de tu registro expresiones tales como: “no
quiero que haga nada forzadamente, quiero que lo haga solo si de
verdad le gusto” o “necesito saber que le gusto antes de intentar
nada”. La razón es sencilla: no funciona así. Además, las
mujeres nunca hacen nada forzadamente a menos que las violen. Créeme:
cuando hacen algo, es porque quieren. Pero, sobre todo, recuerda: no
funciona así. Sé lo que piensas. Probablemente es algo parecido a
“pero quiero que ella sienta por mí lo mismo que yo siento por
ella antes de hacer nada”. Pues bien, eso jamás va a ocurrir. Para
empezar, sois personas distintas con sentimientos y experiencias
diferentes. Pero, sobre todo, ella es una mujer, y tú un hombre.
Habitáis universos diferentes que rara vez se cruzan.
Leyendo
al tipo este, resulta increíble que no nos hayamos extinguido como
especie o que no hayamos muerto todas y todos en una guerra mundial
entre sexos. Puaj. Y vuelve a darnos otro ejemplo de su falta de
coherencia cuando dice que las mujeres no hacemos nada forzadamente,
cuando todo el libro está dedicado a enseñar a manipularnos y a
obligarnos a pasar por el aro del macho alfa. Y como “perla” de
esto que comento, tenemos este fragmento:
Olvídate
del cliché de buen tío que siempre intenta preservar a su doncella
de cualquier posible turbación. Si lo haces, quizás te quiera como
marido, pero nunca como amante. En otras palabras, dale caña. Hazla,
de nuevo, sentir tanto y tan intensamente como puedas. Crea estados y
emociones totalmente opuestos, para que estos puedan experimentarse
de forma más vívida. Nada se experimenta con más intensidad que el
placer tras el dolor y viceversa, que la alegría tras la pena y la
tristeza, que la sorpresa grata tras la decepción y viceversa…
etcétera. Muévela, pues, de estado a estado, crea y alivia Tensión
Sexual, eleva y aplasta su ánimo, llévala a lo más alto y a lo más
bajo: al cielo y al infierno. Dale química dura a su cerebro y crea
emociones intensas con valor adictivo. Para lograr un mayor efecto,
trabaja por que le afecten tus valoraciones sobre ella, TÚ ERES EL
PREMIO. Conviértete en su mundo: que sus objetivos no vayan más
allá de ti.
...Poco
que comentar, aparte de las arcadas que entran al leer este panfleto
en favor del maltrato psicológico, solo quiero matizar que el tipo de
capullo que describe ahí, es imposible que lleve al cielo a ninguna
mujer, como no sea a base de disgustos. Y sobre lo de ser el
premio... sí, sí, el gordo de navidad por triplicado, no te jode.
Lo gracioso y patético es el método que aconseja poco después:
Si
haces creer al Objetivo que otras personas, actividades, trabajos,
etc., te
requieren —a ti, tu atención, tus habilidades y, en general, todo
aquello que puedas ofrecerle—, podrás parecer mucho más escaso
ante sus ojos y, en consecuencia, más valioso. Si no los tienes,
invéntate actividades, amigos que te necesitan, chicas que quieren
hablar contigo, trabajos que debes completar, etc. Y ni que decir
tiene que todo aquello que te demande debe “sonar” excitante y
divertido cuando
menos. Sé peliculero, Recurre a cuentos, historias reales o
ficticias, dramatiza, exagera. Usa los
silencios y las pausas. Llora. No
me importa qué ni cómo lo hagas, pero conmueve.
Jajajaja,
¿para
esto hace falta escribir semejante ladrillo? Como si los fantasmas
necesitasen consejo o como si no hubiera millones por todo el
planeta. Ah, lo de “objetivo” se refiere a la víctima femenina
que hay que conquistar para sentirse más macho. Asqueante por
decirlo de manera suave. No aparecen por ningún lado la empatía ni
las emociones positivas, de hecho aconseja que te alejes de todo eso
porque entonces ella te va a poner en la friendzone... ¿¿¿En
serio???
Otra
cosa que no me resisto a comentar, es algo que quiero que vean mis
lectoras no españolas, que por si ya le van pillando “aprecio”
al amigo casanova, con esto lo van a “adorar” directamente:
Supón
que hablas con una extranjera, y le dices: “Qué raro, en mi país
no dejamos entrar a nadie con armas de destrucción masiva” “Vaya,
¿te parezco peligrosa?”, podría ella preguntarte, o algo
parecido. “Mujer, si no parpadeas…”. Si no lo pilla —muchas
no lo pillan—, puedes añadir algún otro comentario, del tipo:
“Bueno, y si llevas gafas de sol… Aunque la verdad es que, si yo
estuviera en la frontera, te pondría una venda en los ojos
directamente”. Aquí muchas lo cogerán, pero como sabemos que las
extranjeras a veces son un tanto cortitas para esto, siempre puedes
concluir con un: “Mujer, con esos ojos…”. Si después de esto
sigue sin captarlo, descártala: sencillamente no te conviene.
Juassss,
claro que sí, chavalote, no es que ella tenga que descartarte a ti
por cretino, es que encima eres tú el que te permites el lujo de
hacerlo. En fin. No, no somos tontas, por mucho que les pese a los
buitres, y este hasta lo reconoce a ratos:
Nunca
es bueno que te vean el plumero. Desde el momento en que el Objetivo
sospeche seriamente que existe entre vosotros alguna clase de Batalla
de Egos o que estás practicando con ella alguna clase de juego, va a
encargarse personalmente de que dejes de jugar.
Y
vuelve a dar
el consejo de tratar mal a la mujer
para salirse con la suya, como es lógico desde el punto de vista del
inseguro farsante que se disfraza de machote que controla la
situación:
Para
evitarlo, echa mano de la Coartada de Corte. El principio se basa,
simplemente, en disponer de pretextos plausibles para torturarla. La
idea es que adquieras la costumbre de intensificar lo que siente por
ti mediante ciertas dosis de mortificación, trátala como a ese gato
sobre el que haces oscilar un trocito de cuerda para retirarla justo
antes de cada vez que este se disponga a saltar sobre ella y
atraparla. Acúsala, malinterprétala, desconfía.
A
ella le corresponde tratar de que le gustes o conquistarte, ya sea en
el sentido de intentar crear en ti atracción, ya en el de obtener
aceptación o Validación de ti. De hecho, necesita tanto
impresionarte que está dispuesta a acostarse contigo para
conseguirlo. Y sí, os vais a acostar juntos, pero solo si ella se
mantiene a la altura de tus estándares y expectativas.
...Jajajajajaja.
Di que sí, la mejor manera de que un lector pardillo ligue es
hacerse el inalcanzable y “hacerle el favor” a esa tía buenorra
de acostarse con ella.
Y
ya, para rematar, dándome la razón acerca de lo que digo siempre de
los lobos disfrazados de cordero, tenemos esta otra joya:
En
suma, ¿qué crees que te conviene ser? ¿Un corderito con guisa de
lobo o un lobo disfrazado de cordero? Es obvio, ¿no? Los ataques más
eficaces son aquellos que no se esperan. No asustes a la presa
ladrando estruendosamente como un perro. Utiliza, por el contrario,
la estrategia cazadora del gato. Actúa con sigilo. No anuncies por
megafonía tus ataques… ¡Ah, y tampoco expliques una técnica
antes de usarla! Está claro, ¿no? Corazón de lobo, piel de
cordero. Te evitará ser detectado por muchos Radares.
Chico,
no hace falta un radar para detectar membrillos como los que vayan a
leer tu libro y aplicar toda esa mierda de métodos cavernícolas. Me
recuerda en muchos momentos a los falsos Doms, que son seres que se
meten en bdsm porque ven a las sumisas como un nicho fácil de
conquistar, ya que son nulos para conquistar mujeres en el mundo
vainilla. Este libro no enseña a tener una relación, claro, es
básicamente enseñar trucos para ir a la cama, pero coño, si te
hace falta empollar 700 páginas para un simple revolcón, plantéate
que lo mejor para dejar de ser un frusco de esos es meterte a fraile,
que si encima tienes la suerte de ser como el de mi primer relato
navideño, hasta pillarás Ama y todo jiji.
Total,
que el resumen de este hombre es que las mujeres queremos hombres con
cerebro de mujer y entrepierna masculina, y los hombres quieren
acostarse con tíos con vagina... Así que ya sabéis, vamos a
volvernos lesbianas todas y a comprar arneses de tres en tres, y en
cuanto a vosotros, podéis darle al sexo anal con el colega que mejor
os caiga.
Pero
vamos ya al tema femdom y su tratamiento en este libro. Con todo lo
anterior, no podéis esperar que salga bien parado, y eso es justo lo
que ocurre:
Muéstrate
más poderoso que ella. Todo lo Alfa es poderoso. Y el poder, en sus
infinitas formas, es probablemente el mayor afrodisíaco que existe
para la mujer. El dinero, la fama, la popularidad, etc., son todos
ellos modos de expresar poder. Por supuesto, es más que posible que
la mujer en cuestión con quien interactúas te supere en muchas de
estas áreas. Tu obligación como Aven es centrar el juego en
aquellas en las que tú eres más poderoso que ella. ¿Machismo?
Bueno, recuerda que hablamos solo desde el punto de vista de la
atracción y, por lo tanto, lo dicho no está reñido con la igualdad
de sexos en nuestra sociedad. De hecho, la mujer de hoy en día
quiere sentirse igual de poderosa que cualquiera de los hombres con
quienes trata diariamente, con una excepción: el hombre por el que
se siente atraída. A este debe verlo, de un modo u otro, como más
poderoso que ella. Lo contrario es letal para la atracción.
Bueeenooo,
ya están llamándonos marcianas a las que disfrutamos sintiendo
poder sobre nuestra pareja. Qué ascazo más grande. Lo
de Aven es otro palabro que se inventa el tío para su secta de
ligones mega alfa de la rehostia. Veamos qué aconseja para combatir
el poder femenino:
Una
de las formas más rápidas de renunciar a tu poder es mostrar al
Objetivo que su atractivo la hace poderosa frente a ti. Si consientes
que esto ocurra, te estás convirtiendo en uno de los innumerables
mosquitos que caen redondos ante su belleza. En el siguiente Frusco,
inofensivo y vulnerable. Tu obligación es desarmarla.
Todo
en ti y en tu conducta debe hacerle ver que no es así. Dale a
entender que su aspecto no te intimida y que, si quiere demostrarte
su valía, deberá despojarse de su coraza de TB y empezar a
mostrarte aquello que la convierte en una persona real y digna de tu
respeto. Si es necesario, desármala por completo usando alguno de
los Desarmadores enlatados que encontrarás más adelante. Déjale
claro que vives en un lugar donde la belleza es algo común y vulgar,
que estás harto de tratar con TBs, que necesitas algo más o que
cualquier otra cosa al margen de su atractivo es lo importante.
O
sea, os traduzco: si te interesa una tía buena, invéntate que
trabajas rodeado de top models, llámala fea en sus narices, húndela
en la miseria, etc (que de eso van los mencionados desarmadores, que
incluyen cosas como decirle que ella le recuerda a su mascota, que la
encuentra repulsiva pero buena gente y lindezas por el estilo) y la
tía saltará a tu cama como una leona en celo... Me parto.
Llegamos
a lo más “jugoso” del libro en cuanto a femdom:
Y
así es como llega a hablar del sumiso, o como él lo llama, el
supercalzonazos:
Las
mujeres no son tontas después de todo. Puede que tú y yo, si
encontrásemos a alguien que nos lo pusiera todo en bandeja y que nos
tratara como reyes, también lo aceptásemos por un tiempo. Esto es
lo que el supercalzonazos hace. Sigue a su chica a todas partes
diciéndole cosas como: “¿Qué te pasa cariño?”, “¿Estás
bien?”, “¿Puedo hacer algo por ti?” o “¿Hay algo que te
haya molestado?” y “Lo siento”. Algunas mujeres, en especial
las más dominantes, los aceptan o incluso se casan con ellos. Sin
embargo, a la larga ni ellos ni ellas son felices.
Bien,
llevo todo el rato intentando no faltar el respeto, pero como este
libro está plagado de insultos a nuestra inteligencia y a todo
nuestro ser, aquí lo llevas: tú eres gilipollas integral. Ea, ya
está dicho, es que como no somos tontas “después de todo”,
hasta captamos cuándo se nos intenta tirar por el barro, y lo de que
no somos felices al unirnos entre mujeres dominantes y hombres
sumisos, te digo: ya quisieras tú ser una millonésima parte de
feliz que nosotr@s en vez de escribir mierda para aprender a vivir, con una careta, una vida de cartón-piedra, pedazo de frusco-aven-capullo.
Pero
la cosa no queda ahí, y a saber lo que habrá porque no lo leí
entero:
Aunque
a los genes de la mujer les interese “capturar” a un Hombre Alfa
que, a la vez, sea fiel y sumiso, estos saben de sobra que dicho
fenómeno no se suele dar en la vida real. Y todo se origina de ahí.
Por ejemplo, una mujer puede querer a alguien sumiso y obediente
(aunque no lo expresen con estas palabras). Sin embargo, cuando lo
eres, parece que se resientan por ello. Lo hacen hasta el punto de
que pueden llegar a buscar algo nuevo en otra parte. Y ¿por qué
ocurre esto? Sencillamente, porque al someterte con demasiada
facilidad… ¡les estás demostrando que no eres Alfa!
Ufff,
qué sarpullido de tío, que no, que no a todas se nos caen las
bragas con los putos alfas de las narices. Más ejemplos de la manía
que le tiene a las mujeres en general y a las dominantes en
particular:
Cuando
te dice: “Que tengas un buen día”, la miras seriamente, dejas
una pausa para crear Tensión Sexual y respondes: “No me digas lo
que tengo que hacer”. Nueva pausa. “Ni siquiera te conozco y ya
estás en plan dominante”.
No
creo que muchas mujeres deseen conscientemente un hombre sobre el que
carezcan de control y al que no puedan dominar. Y, sin embargo, lo
más probable es que dichas mujeres no se sientan excesivamente
atraídas por hombres a los que pueden dominar y controlar
perfectamente. ¿Me sigues? A niveles distintos, desean cosas
completamente opuestas. E incompatibles. Esta es la razón, además,
por la que conviene sacar a las TBs de su Modo Lógico. Porque, desde
su mente racional, rechazan todo lo que les atrae a un nivel
emocional y sexual.
Si
pretendiésemos extraer alguna clase de ideal femenino, este rezaría
algo como: “Deseo un hombre dócil al que no pueda dominar”. Y
tal enunciado, que cualquier persona del sexo masculino tacharía de
sinrazón, tiene perfecto sentido para la mayoría de las mujeres.
¿No me crees? Sal ahora mismo, léele la frase a la primera mujer
con que te cruces y pregúntale qué opina. Esto no quiere decir que
las mujeres estén locas o equivocadas. Quiere simplemente decir que
tienen necesidades incompatibles entre sí, por lo que no pueden —por
más que a veces se empeñen— satisfacerlas todas a la vez. La
frase: “Quiero un hombre dócil al que no pueda dominar”, podría
traducirse por algo como: “Quiero un hombre que a un nivel
superficial me comunique que es controlable, para no tener que
sentirme incómoda con él. Pero, a un nivel más profundo, deseo
notar algo salvaje e indomable en él y saber que, en última
instancia, va a seguir sus propios designios sin dejarse dominar ni
por mí ni por nadie. Créeme, no es tan complicado. A continuación
te ofrezco algunos comentarios que pueden echarte un cable a la hora
de convertirte en ese ideal. Cuantos más puntos en común tengas con
una mujer, más fácil va a resultarte crear Conexión, Confianza,
Confort e incluso un cierto halo de Predestinación. Por supuesto,
algunos te los puedes inventar.
Y
paro aquí con los extractos del libro porque tanta basura junta
apesta demasiado. Para los lectores más avispados que le sigan la
pista con lo que cuento aquí, os diré que, en efecto, se trata del
mismo que ahora se dedica en youtube a adoctrinar a las mujeres para
que conquisten a los hombres, usando los mismos consejos en la línea
de “eres el premio, hazlo que sufra por ti”... Jajaja,
delirante.
Cuánto
sufrimiento, para ellos y ellas, se ahorraría si dejasen de intentar
imponer el modelo de macho alfa a toda costa. Es un modelo caduco que
en todo caso jamás puede funcionar si se cuela desde el engaño, la
coerción y la manipulación.
Para
terminar este post, os comento que estoy preparando una guía sobre
cómo ser buen sumiso, y tengo la “mala noticia” de que uno de
los consejos será que debéis ser honestos con vosotros mismos y con
ellas... Aunque si no te convence, siempre puedes unirte a la secta
de los fruscos esos, y vivir en una orgía permanente, juas.