Un
inocente corderito iba paseando por el monte. Aburrido de la senda
habitual fue un poco más lejos aquel día y, como esto es un cuento,
y pasan cosas mágicas, de un salto se plantó en la sabana africana.
Se topó con una Leona, de aspecto fiero pero interior comprensivo,
que no le negó una charla.
Corderito:
Hola, ¿te puedo preguntar qué comes?
Leona:
Carne.
C:
Ahm, qué raro, oye, pero estoy dispuesto a que me expliques cómo va
eso.
L:
¿Como va qué?
C:
Lo de que comas carne cuando todo el mundo sabe que es malísimo,
para un ratito, pase, pero como menú diario, puf, eso lo veo
insostenible.
L:
Oye, mira, tierno corderito, la verdad es que no sé cómo explicarte
esto, pero digamos que mi organismo solo tolera la carne.
C:
Bah, chorradas, dirás que has elegido ir contra natura y comer esa
asquerosa carne.
L:
No, no es una decisión, puedes creerme.
C:
¿Creerte? ¿En base a qué? ¿Te han dado el título de comedora
oficial de carne?
La Leona empezaba a preocuparse por la salud mental de su interlocutor,
pero trató de exprimir su paciencia.
L:
Ah pues no sé si hay tal cosa, solo sé que lo llevo haciendo desde
antes de saber que se llamaba carne.
C:
Bueno, bueno, veamos si le veo yo a esto algo aceptable por donde
cogerlo... ¿En qué árbol dices que crece la carne?
L:
Jajaja, pobre corderito, tu desinformación me produce hasta ternura.
Tú debes saberlo, que por lo visto la has probado.
El
corderito, pillado en un renuncio, trató de no perder terreno.
C:
Bueno, es que lo olvidé, que es distinto.
L:
Mejor así, no podrías vivir con esa imagen en tu tierna cabecita.
C:
De todos modos, estimada Leona, yo te veo demasiado arrogante
hablando de la manía esa tuya de comer carne a diario.
L:
Ah, ¿me ves así? ¿Sí? ¿Y tengo yo la culpa de cómo me veas tú?
C:
No es como te veo, es la realidad, y no te lo tomes a mal.
L:
¿Qué realidad, la tuya o la mía?
C:
La realidad es subjetiva.
L:
Entonces, comer carne solo es malo porque a ti te lo parece.
C:
Hombre, digo, mujer, digo, leona, no compares...
En
eso llegó un amigo de la Leona y preguntó de qué iba la charla.
Intentó dar su punto de vista pero el corderito parecía algo duro
de mollera, por lo que también lo acusó de vanidoso.
L:
¿No te parece un poco presuntuoso por tu parte venir a juzgarnos sin
conocernos?
C:
A mí me contó un amigo de un amigo las cuatro cosas que hay que
saber sobre lo vuestro.
L:
Me estás empezando a parecer algo irritante.
C:
Bah, no soy yo, lo que ocurre es que te fastidia que no opine como
tú.
L:
Bueno, solo dime una cosa, corderito, ¿qué has venido a buscar,
información?
C:
Sí, no, yo... bueno, no sé a qué vengo o no sé si debo decirlo,
es que, ¿sabes?, reconozco que ni yo mismo me aclaro muchas
veces.
L:
Entonces, lamentándolo mucho, y ya que te pones a tiro, te tendremos
que hacer un favor. Lo mejor será que salgas de aquí.
C:
¿Y si no quiero?
L:
Bueno, en ese caso, tierno corderito tocanarices, sacarás mis
instintos primarios y tendré que morderte.
El
corderito vio desplegarse la seductora y peligrosa sonrisa de la Leona y salió huyendo dsconcertado hasta su monte.
Cuenta
la leyenda que aun sigue contando, a quien quiera escucharle, cada
noche junto a la hoguera, la increíble historia de aquellos locos
egocéntricos y anti-natura.
PD.-
Gracias por servirme de inspiración. Y mañana mismo pido cita en el
psiquiatra, seguro que me hace más falta que a ti, pero, tienes
razón, no soy capaz de darme cuenta...
***
Pues sí, hay muchos “corderitos” que se meten en camisas de once varas y luego no saben por dónde salir cuando se les hace unas simples preguntas en respuesta a las suyas.
ResponderEliminarMe han contado que decían, que sabían, que pasaba que era de esa forma. Si no sabes de lo que hablas, no te metas.
Cómo dice Usted, que cada uno se meta huyendo en su “monte” y dejen a los demás tranquilos en su “sabana”.
Lo mejor de todo esto es que, como ocurre otras veces, hablo de X y nos honran con un ejemplo en tiempo real. Es un auténtico lujazo ;)
EliminarLo que realmente me inquieta de esta fábula, es que al "inocente corderito", comer carne de ratito en ratito no le parece mal....
ResponderEliminar¡Señoras y sumisos! ¿Acaso no os dais cuenta de que así empezamos con las vacas locas?
Tal vez no sea tan inocente, me temo XD
EliminarMe encanta la carne. De hecho ahora mismo me han entrado ganas de un buen chuletón. Sin embargo, está visto que hay corderillos y animales con piel de cordero. Los primeros provocan lástima y los segundos vergüenza ajena.
ResponderEliminarFantástica fábula a una altura que no merece el alma que inspiró esas líneas. Corderillo, creo que te han dado una lección de cordura y de saber estar ;)
Si Ama S. necesita un siquiatra, por favor, que me toque la habitación de al lado :)
Yo explico encantada porqué "como carne" a cualquier corderillo, pero ya los lobos disfrazados no merecen mi tiempo.
EliminarPues qué bien, al menos no estaré solita :D
Pues a mí me parece que este corderillo más que fuera de sitio y perdido... que eso le puede pasar a cualquiera, es un poco irreverente, un pelín irrespetuoso y un poco imbécil!! Y esto tiene menos disculpa.
ResponderEliminarMe refiero al de la fábula, el caso que la inspira no lo conozco... pero vaya tela!
Pues mira, va en general por los que se meten en berenjenales o en camisas de once varas, como nuestro corderito, en apariencia inofensivo, pero con una cerrazón mental de órdago, y lo más grande del caso, como he intentado plasmar, es que se hacen los ofendidos y se sorprenden de la contundencia de los que acaban perdiendo la paciencia con sus preguntas envenenadas.
EliminarPero en fin, como algunos prefieren ser mordidos antes que ignorados, con no darles ese gusto, asunto arreglado. Latigazo de indiferencia y a otra cosa :)